Es un mensaje de Buena Nueva, lo que en griego se dice: Evangelio. El profeta proclama a sus compañeros este primer Evangelio, imagen del que vendrá después:
– Los invita a creer: Yavé no ha sido vencido en la ruina de su pueblo. Él es el único Señor del universo y dirige los acontecimientos presentes.
– Los llama a esperar: volverán a Jerusalén donde luego Dios se manifestará a todas las naciones.
– No se cansa de expresarles el amor y la ternura de Yavé, semejante a la de una madre.
Entre las palabras de ese profeta, que forman los capítulos 40-55 del libro de Isaías, se destacan cuatro poemas referentes a un misterioso Siervo de Yavé. Con este nombre se anuncia a Cristo. Por su sacrificio y su muerte, salvará a todos los hombres, llevándoles el perdón de Yavé (42 1-4; 49,1; 50,4; 52,13).