El Antiguo Testamento fue escrito en su mayor parte en hebreo, idioma que hablaban los judíos en Palestina hasta el Destierro a Babilonia. Algunos libros fueron escritos en arameo, idioma bastante parecido que los judíos usaron después del Destierro a Babilonia y que todovía hablaban en tiempo de Cristo: Jesús y sus apóstoles hablaban arameo.
Algunos libros del Antiguo Testamento y todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, idioma que en tiempo de Cristo se usaba en el mundo romano y que los apóstoles tuvieron que hablar cuando salieron de los límites de Palestina.
En los principios de la Iglesia, la mayoría de los creyentes hablaban el griego. Cuandó se hablaron otros idiomas, especialmente latín, hubo que traducir tanto el Antiguo Testamento (la Biblia griega) como el Nuevo. La versión latina más usada fue la llamada Vulgata.
Siempre es difícil traducir un texto sin que pierda su valor: si se copia el texto primitivo con todos sus modismos se logra un texto de difícil comprensión en que hay que explicar en cada pagina numerosas expresiones que ahora no se usan; se puede lograr un texto más claro, pero perdiendo algo de la poesía y de las expresiones primitivas.
A veces, dos traducciones del mismo texto difieren en las diferentes Biblias sea porque hay varias maneras de entender una frase del texto original; sea porque los libros antiguos que usamos no concuerdan en todos los detalles.