La carta a los Romanos encabeza la colección de las cartas de Pablo por ser la más larga. También es la más difícil de comprender; el que se esfuerce en leerla y entenderla, descubrirá más y más las riquezas que contiene.
En el año 58, Pablo ya ha llevado el Evangelio a las principales ciudades de Asia, Acaya y Macedonia; pues Cristo le había dado la misión de proclamar el Evangelio “a todas las naciones”. Su anhelo ahora es ir a Roma, centro del mundo conocido.
Ya existe una comunidad cristiana en Roma. Como en otros lugares, judíos ahí residentes habían formado el primer núcleo de la Iglesia, junto con romanos que participaban de la religión judía. Después se fueron agregando otros, que pasaron directamente de su religión pagana a la fe en Cristo.
¿Aceptará esta comunidad cooperar con Pablo? ¿Entenderá sus planteamientos bastante nuevos y que rompen totalmente con la religión judía?
Pablo entonces les hace ver de qué manera proclama el Evangelio. En su carta encontramos como un resumen de una serie de conferencias:
– La humanidad esclava de sus errores y de su pecado.
– La religión del Antiguo Testamento: una Ley muy buena, pero al hombre le faltan las fuerzas para cumplirla.
– ¿Cómo se salvará el hombre? Por el amor. Principalmente por el amor que Dios nos ha demostrado en Cristo crucificado.
– El árbol del primer pecado y el árbol de la cruz: Dios llama a la humanidad encerrada en la muerte para que viva junto a Cristo.
– Bautícense y recibirán el Espíritu Santo.
A veces, nos perecerá que Pablo le da demasiado color a la situación. Pero hace una presentación solemne y no hay lugar casi para entrar en los detalles. Además, habla partiendo de su propia experiencia. Su conversión fue muy violenta. Antes de que fuera cristiano era un hombre dominado por el fanatismo religioso; por eso, al encontrar a Cristo, se entregó totalmente al poder del Espíritu Santo. A los que no hemos sido convertidos en esa forma, nos hará bien profundizar estas páginas: nos ayudarán a reemplazar una religión cristiana rutinaria, por la fe y la confianza personales en “Aquel que nos amó”.
En realidad, todo esto es solamente la primera parte de la carta a los Romanos. Después vienen dos largos discursos:
– ¿Por qué los judíos no han reconocido a Cristo como a su Salvador?
– ¿Cómo convivir en la comunidad cristiana entre hombres de opiniones y culturas diferentes?