LOS LIBROS

El nombre más usual para designar las Sagradas Escrituras es el de Biblia. En idioma griego Biblia significa “Los Libros”. Esta palabra es derivada de Biblos, puerto célebre donde se compraban el papiro y otros materiales necesarios para escribir.
      Los libros antiguos se escribían sobre “papiros” en vez de papel.  Ese producto se hacía con la corteza de caña, pero se deterioraba muy rápidamente con la humedad. Mucho más tarde se empleó un cuero de oveja especialmente preparado y llamado “pergamino”, pero ese era un producto muy costoso. Por eso no tenemos los escritos mismos de los autores  sagrados sino sus copias.

      Los especialistas creyentes y no creyentes que estudiaron  centenares de copias de la Biblia han comprobado el valor de los ejemplares más antiguos de la Biblia, como son el llamado Codex Vaticano, conservado en Roma y el Codex Sinaítico de Londres. Ambos fueron copiados tres siglos después de Cristo sobre textos más antiguos que han  desaparecido.

      En los últimos veinte años los investigadores han encontrado en Palestina fragmentos del Antiguo Testamento escondidos por los judíos cuando su país fue invadido por los romanos (en 66 después de Cristo). Los hallazgos más famosos tuvieron lugar a partir de 1947 en las cuevas de Qumrán, en el desierto de Judá. Y, con haber sido escritos 3 ó 4 siglos antes de los manuscritos anteriormente mencionados, estos libros llevan el texto bíblico en forma casi idéntica. Es que, tanto en el pueblo judío como después, en la Iglesia, la copia de los libros sagrados era sometida a controles muy estrictos de manera que, a pesar del tiempo transcurrido es legítimo pensar que dichos textos no han sido modificados fuera de algunos detalles.

      En Egipto, los papiros se conservaron mejor debido al clima muy seco de este país, y desde hace cincuenta años, los expertos se han fijado en los papiros que rellenan las “momias” de ese país. Pues, cuando había algún muerto, al embalsamar el cuerpo según la costumbre egipcia para transformarlo en momia, se sacaban las entrañas del difunto, y, después, había que rellenar con toda clase de papiros que tenían a mano. No fue pequeña la sorpresa de los que encontraron en el cuerpo de personas muertas cerca del año 130 después de Cristo fragmentos del Evangelio de Juan. Así, pues, este evangelio que fue escrito mucho después de los tres primeros estaba ya difundido en Egipto en esos años. Con tales descubrimientos se puede rebatir a quienes digan que los Evangelios fueron escritos muchos años después de Cristo.