El primer libro de Samuel nos relata los comienzos del Reino de Israel. Los personajes actúan en condiciones semejantes a las que regían en tiempo de los Jueces, y con la misma mentalidad. Todo sucede entre los años 1100 y 1010 antes de Cristo.
En este período, dos personajes se destacan:
– Samuel, el último de los Jueces, que también es profeta.
– David, que se prepara para reinar.
Entre los dos, está Saúl, primer rey elegido por Dios; sin embargo, parece que sólo se habla de él con el fin de contraponerlo a David que lo sucederá y sabrá mejor que él, servir a Dios
En torno a esos dos personajes vemos la manera cómo Israel vive en tiempo de paz o de guerra. No es dueño todavía de la Tierra de Canaán. Instalado en la montaña, debe ceder a menudo ante las incursiones de los filisteos que viven en las ciudades prósperas de la costa: Gaza, Gat, Ascalón, Acarón, y Asdod. Se acostumbran a la vida campesina después de haber sido pastores errantes.
En ese momento, las tribus desunidas despiertan: quieren ser una nación, desean un rey que los lleve a un gran destino. Pero este anhelo, ¿no será acaso una falta de confianza en Dios, único Señor de Israel?
Dios acepta el riesgo: que Israel realice sus ambiciones de ser una nación fuerte y Él le enseñará a desear el Reino de Dios.
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