El “Éxodo” es la salida de Egipto. Esta es en la Biblia la gran hazaña de Dios: la salida del país de la esclavitud hacia la tierra prometida. Dios libera a su pueblo “con gran poder, mano fuerte y brazo extendido”, abriendo un camino en el mar.
El Éxodo es el verdadero principio de la Biblia, y que le da su significado, enseñándonos a un Dios que liberta a los hombres. ¿Cómo pues explicar que tantos hombres no creyentes digan: “El miedo creó a los dioses”? Y Lenin agrega en su libro “Socialismo y Religión”: “La religión adormeciendo con la esperanza de una recompensa celestial a quien pena durante toda su vida en la miseria le enseña la paciencia y la resignación.”
Pero no es así. En el Éxodo, Dios no viene a infundir el temor sino que escucha el gemido del pueblo oprimido, le da confianza, despierta en él la esperanza de una liberación real y completa suscitando un líder generoso. El Éxodo es como el ejemplo de todas las verdaderas liberaciones humanas.
Para entender esta partida del pueblo de Dios, es necesario profundizar la situación histórica.