Nahum profetizó cuando el poderío asirio se venía abajo, a la muerte de Asurbanipal, su último rey, el año 626. En 612 los aliados medos y babilonios atacaron y destruyeron a Nínive, capital de los asirios. Pero ya antes de esa fecha los asirios habían ido perdiendo su dominio sobre los pueblos que esclavizaban y que les tenían odio profundo. Entre esos pueblos estaban los judíos. Los poemas de Nahum son un ejemplo de ese odio y en ellos se anuncia la caída de la aborrecida ciudad de Nínive. El lenguaje en que están escritos es muy fuerte y vivo y refleja el corazón de un patriota que cree que el Señor gobierna la historia de los pueblos.