Los profetas de la Biblia sabían que el mundo debía desaparecer ante Yavé. Frente a cada acontecimiento que amenazaba la vida de su pueblo, reconocían la venida de Yavé que juzga al mundo presente para instaurar lo definitivo.
Joel habla con ocasión de una invasión de langostas. La gente contempla sus campos devastados y las cosechas perdidas. Joel ve más allá: Yavé hace oír su voz, ¿quién podrá soportar su venida?
Y también Dios junto con prometer la liberación de dicha plaga anuncia el tiempo feliz en que no habrá ya ni dolor ni temor. Se anuncia el día en que Dios dará a todos sus hijos el Espíritu de los profetas: para la Iglesia Joel será el profeta que anunció el día de Pentecostés (v. Hechos 2,17).