Pablo, escogido para el Evangelio. Tres veces en el presente párrafo Pablo habla del Evangelio. En ese tiempo la palabra Evangelio que significa Buena Nueva o Buena Noticia tenía sentido de victoria. Pablo se presenta como el pregonero del mensaje liberador destinado a toda la humanidad.
¿Cuál era el mensaje predicado por Pablo? Lo resume en los versos que siguen: El Hijo de Dios ha venido a los hombres y después de compartir la condición común de los humanos entró por la Resurrección en la gloria que le correspondía.
Fue constituido Hijo de Dios. Eso no quiere decir que Jesús no era hijo de Dios antes de su resurrección sino que quiso despojarse de su gloria divina para no ser entre los hombres más que un “hijo de hombre” descendiente de David. En la Resurrección las energías del Espíritu de Dios llenan su persona humana de manera que todos lo pueden reconocer por lo que era: el propio Hijo del Padre.
Dios, el Hijo de Dios, el Espíritu Santo. Así pues, la fuente del mensaje cristiano es el misterio íntimo de Dios.
Habitualmente Pablo reserva el término Dios para designar al Padre, fuente del ser divino y del que salen todas las iniciativas divinas. El Padre “da” su vida, la comparte continuamente con su Hijo. Este se la devuelve de tal manera que el Espíritu Santo, Espíritu de Amor es común del Padre y de su Hijo. Toda la vocación del cristiano se arraiga en esta vida de Dios: aunque somos criaturas de Dios perdidas en la inmensidad del universo, fuimos llamados personalmente por una decisión del Padre y nuestra vida tendrá que ser finalmente alabanza y acción de gracias al Padre.
Por él recibí la gracia y la misión de apóstol. Los doce apóstoles fueron elegidos y formados por Jesús, pero solamente en Pentecostés el Espíritu Santo los confirmó en su misión y gracia de apóstoles. Para Pablo, todo se cumplió cuando encontró a Cristo en el camino de Damasco: fue a la vez elegido, convertido y confirmado como apóstol por el Espíritu Santo. Pablo siempre recuerda de quién tiene su autoridad.
Pablo, de entrada, dice a los romanos cómo actuará en medio de ellos:
– A la comunidad, le hablará con la autoridad de un enviado de Cristo.
– A los que no creen les proclamará valientemente el Evangelio.
Nos vamos a animar al compartir nuestra fe común. No es simple cortesía de Pablo: tanto el apóstol como los creyentes necesitan compartir sus inquietudes, sus esperanzas y su fe común. La Iglesia es una comunión, y para desarrollar la vida cristiana debemos multiplicar los encuentros que nos pongan “en comunión” con nuestros hermanos; al compartir con ellos, aprovechamos los dones que el Espíritu dio a cada uno, para bien de los demás.
Muchas veces he tenido la idea de ir donde ustedes. Pablo, enviado por Cristo a “todas las naciones”, se siente responsable también de esta comunidad lejana que aparentemente no lo necesita. De hecho, el Señor iba a satisfacer su deseo de ir a Roma, pero en forma diferente de como pensaba Pablo: llegó allá tres años después y en calidad de preso (v. Hechos 28).