Anotación a Os 1, 2

      Yavé pide a Oseas que tome por esposa a una de esas mujeres que iban a prostituirse en los bosques sagrados del culto pagano. A ellas acudían los que deseaban recibir los favores del dios Baal sobre sus siembras y ganados. El caso era muy frecuente en Israel y no escandalizaba sino a los verdaderos fieles de Yavé. Por eso, Oseas empieza su matrimonio con amor grande, a sabiendas de que ella seguirá siendo infiel a su esposo y a su Dios. De hecho vuelve a su prostitución y le nacen hijos que Oseas acepta, pero dándoles nombres que significan la indignación de Yavé traicionado por su pueblo.
      Oseas está íntimamente desgarrado, siempre a la espera de un cambio de actitud de esa mujer liviana e idólatra pero, devorado por los celos y el enojo, cansado de perdonar constantemente. La seguirá amando y logrará finalmente rescatarla con su amor tan grande y misericordioso.
      Ponle el nombre de No Amado. En Israel, todos los nombres tenían algún significado, casi siempre religioso. Aquí, Oseas da a sus hijos un nombre que debe asombrar a toda la gente y por eso mismo confirmará lo que les está enseñando: Israel será derrotado; es un pueblo al que Yavé no ama ni reconoce como suyo.

      Después de Oseas, varios profetas hablarán de prostitución y de adulterio para designar la idolatría. También repetirán que Israel está llamado a ser la esposa de Dios.
– Jeremías presentará los pecados de Israel en una forma semejante (Jer 2,2; 3,1; 31,1) y Ezequiel con más violencia (Ezequiel 16,23).
– En cambio, en los capítulos 40-66 de Isaías se dará la visión de Jerusalén reconciliada y desposada con Yavé (Is 50,1; 54,6; y 62,4), preparando los poemas del Cantar y los últimos capítulos del Apocalipsis (21,2).