Anotación a Núm 14, 1

      Tenemos a la vista experiencias bien parecidas a este rebelión:
      El miedo es un mal consejero y vuelve violentos a los cobardes.
      Los mediocres matan a los profetas para conservar su tranquilidad o volver atrás, “a la esclavitud de Egipto”.
      Sin embargo, Dios socorre al hombre que por El enfrenta a la muchedumbre.
      ¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí? Estas palabras se dirigen también a toda esa gente que hoy dice, frente al alcoholismo, a la compra de las conciencias, al favoritismo: no hay nada que hacer. Esos no construyen, sino que desaniman a los demás y son anticristianos.
      Perdona, pues, el pecado de este pueblo. Otra vez aparece Moisés en su papel de intercesor. En su contacto íntimo con Yavé, aprendió que Dios es rico en bondad y lleno de misericordia.
      Dios perdona. Esto no impide que los hombres deban pagar el precio de sus errores. La rebelión de Cadés y la derrota que sigue son causa de que los hebreos queden marginados del país de Canaán. Durante años van a estar recluidos en Cadés, y los que no querían ir a conquistar su tierra, morirán aquí.