La entrada a Jerusalén está comentada en Mateo 21,1-11 donde se halla más desarrollada.
Hacía dos años que la gente estaba esperando un gesto triunfal de Jesús. Ya lo tiene, y también los apóstoles, que recién no más se peleaban por los primeros puestos. Jesús manifiesta públicamente que es el Mesías, al aceptar la recepción entusiasta que le hace la multitud.
Solo Marcos notó la mirada de Jesús que observa detenidamente a su alrededor. Fue una de sus últimas visitas al Templo. Jesús se convenció una vez más del vacío espiritual de este edificio, que pronto iba a desaparecer.