Anotación a Jn 2, 1

      En varios lugares de la Biblia, se compara la salvación del mundo a unas bodas: bodas de Dios con la Humanidad en la persona de Cristo. Todos los hombres han de sentarse a la misma mesa, compartiendo la misma alegría cuando, por medio de Cristo, se encuentren todos transformados por la Gloria de Dios. Esta será la humanidad casada con Dios en la persona de Cristo.
      Así, la página de las bodas de Caná simboliza esas otras bodas. Lo importante no es que los seiscientos litros de agua se hayan convertido en vino. Este primer milagro de Jesús, al finalizar la primera semana de su ministerio, ya anuncia que realizará cuando al fin de la última semana derrame su sangre. En Caná se celebran bodas; en la Muerte y la Resurrección de Jesús se celebrarán otras bodas, anunciadas por los profetas; unión de Amor y Fidelidad entre Dios y los hombres.
      En Caná, el agua que usaban los judíos para sus ritos religiosos de purificación es cambiada en vino. También con la muerte de Jesús, la religión de los judíos queda anulada: será reemplazada por otra religión, la del Espíritu, que da alegría y entusiasmo. En Caná, por primera vez, los discípulos contemplan o más bien vislumbran la Gloria de Jesús. Pero en la Resurrección, Jesús mostrará la verdadera Gloria que le corresponde como Hijo de Dios.
      Por eso, no nos debe extrañar la respuesta de Jesús a su madre. Esa respuesta tiene un doble sentido. María le habla del vino que falta. Jesús contesta que no ha llegado su Hora, es decir, la Hora de renovar todo, en las otras bodas. Y Jesús llama “Mujer” a María, como le dirá también en la Cruz (Juan 19, 26). Aquí no es una palabra de desprecio sino un título de nobleza, una expresión solemne: María será, al lado de Jesús crucificado, la segunda Mujer, la nueva Eva que se contrapone a Eva pecadora; será la madre espiritual de los creyentes.
      En el Evangelio de Juan, Jesús pronuncia muchas otras palabras que tienen una doble significación. En cada ocasión sus oyentes se quedan sin entender. María es la única que entiende la respuesta de Jesús, y la que sabe que su intercesión ya ha sido escuchada.
      Hagan lo que él les diga. María nos invita a obedecer a Cristo y nos muestra la eficacia de su intercesión.
      Hagan lo que él les diga. Ultima palabra que pronuncia María en los sagrados textos. Notemos su consonancia con la única Palabra del Eterno Padre en los Evangelios: “Escúchenlo.”