Anotación a Jer 26, 1

      Se leía en 7,1-15, el discurso contra los que confían en el Templo. Aquí el secretario de Jeremías, Baruc, del que se hablará más adelante, resume este discurso y dice cuál fue su impacto.
– El pueblo defiende a Jeremías contra los sacerdotes y profetas.
– Jeremías sin defensa, permanece firme en su posición: no puede mostrar ni pruebas, ni milagros para confirmar lo que dice. Lo salva un movimiento de conversión del pueblo: ellos han reconocido la voz de la verdad.
– Se recuerdan las palabras del profeta Miqueas 3,12, en el siglo precedente.
– Al fin del capítulo, se menciona a la familia de Safán, secretario del rey, que había favorecido la reforma religiosa del rey Josías (v. 2 Reyes 22,8). El y los suyos protegerán a Jeremías en varias oportunidades.

      El enfrentamiento de Jeremías contra los sacerdotes no es casual. Muchas veces los que guardaban la palabra de Dios se han opuesto a los profetas de su tiempo. Juan Bautista fue desconocido por los sacerdotes y Jesús, condenado por ellos. Es que a menudo esos sacerdotes solamente se preocupaban por mantener las cosas del pasado y las formas exteriores de la religión mientras los profetas invitaban a dar un paso adelante y servir a Dios con más sinceridad.
      Por otra parte les cuesta bastante a los “maestros” en religión aceptar que Dios se sirva de otro para enseñarles o para reprocharlos.