Anotación a Jer 15, 10

      Texto impresionante en que Jeremías confiesa una crisis personal.
      No es nada fácil ser profeta. La palabra de Dios no es bien recibida. Cualquier militante que lucha por la verdad, se ve rodeado de gente que le desea mal y trata de echarlo abajo; pocas veces es comprendido, hasta en su propia casa. Para el profeta de Dios la situación es peor todavía. Yavé le comunicó su propia manera de ver y de sentir las cosas. Ya no puede compartir la alegría fácil y las conversaciones insignificantes que llenan la vida.
      Tus palabras eran para mí gozo y alegría. La palabra de Dios trae consigo el sabor de la verdad y de algo de la presencia del mismo Dios. El precio de esta alegría es estar condenado a vivir solo. Hoy el profeta siente a Dios presente y que le ayuda, pero como hombre se pone a dudar: ¿si Dios mañana no estuviera?, y le produce como un vértigo.
      Yavé no aprueba la debilidad de su profeta ni tolera sus temores pero lo sostiene con su gracia y lo visita. ¡Sigue adelante!