Anotación a Hech 15, 1

      Asistimos al primer conflicto interno de la Iglesia. Lo relata el mismo Pablo en su carta a los Gálatas (2, 1-10).
      La discusión era de importancia. Se trataba de saber si un pagano estaba salvado solamente con creer en Jesús y bautizarse, o si tenía que someterse primero a los mandamientos y costumbres religiosas de los judíos, entre las cuales la circuncisión era fundamental.
      En realidad, estos mandamientos y ritos no eran sino una forma provisoria de religión, una etapa que había preparado a Cristo. Por eso, cuando Pablo y Bernabé predicaban a los paganos, no hablaban de los ritos judíos. En cambio, varios creyentes de origen judío pensaban que había que mantenerlo todo, pues eso venía de Dios.
      Pablo va a Jerusalén, llevando consigo a algunos creyentes de origen pagano, en especial a Tito, uno de sus ayudantes. En la discusión, el argumento que más impresiona a los judíos conservadores será el comprobar que tienen frente a sí a verdaderos creyentes que actúan con la fuerza del Espíritu Santo, a pesar que no han sido circuncidados (¡qué vergüenza!) y que no se preocupan de la Ley de Moisés ni del culto judío.
      La solución del conflicto pone en claro el carácter comunitario de la iglesia. Se reúnen los “ancianos”, responsables de la comunidad madre de Jerusalén con los apóstoles que son la autoridad superior de la Iglesia. Habla Simón Pedro, se refiere a la experiencia que tuvo en el caso de Cornelio (cap. 11) y abre el camino de una libertad total respecto a la religión judía. Presenta dos argumentos: si la ley judía agobia a los mismos judíos, ¿por qué imponerla a los demás al predicar un Evangelio de liberación? Por otra parte, es cierto que sólo la fe en Cristo es la que salva a todos los hombres.
      Pedro indica el camino de libertad que ha de imponerse también en los tiempos actuales. Cada día, habrá más adultos que llegarán a la Iglesia, después de haber vivido largos años en un ambiente que tiene diferente modo de pensar y de vivir, con costumbres distintas a las de las familias tradicionalmente católicas. ¿Les vamos a imponer entonces todas nuestras costumbres actuales o sabremos distinguir lo que viene de Cristo y lo que viene de los hombres? ¿Se impondrá a los jóvenes las costumbres cristianas del siglo pasado? ¿Se impondrá a las comunidades latinoamericanas lo que conviene a las de Europa?