Anotación a Hech 11, 19

      Antioquía, a 500 kilómetros al norte de Jerusalén, era la principal ciudad de la provincia romana de Siria, país pagano, de idioma griego, que tenía uña comunidad judía importante. No sabemos quién llevó primero la fe cristiana a los paganos ni cómo lo hizo. Por primera vez había una Iglesia en que se mezclaban judíos creyentes en Cristo y convertidos de origen pagano.
      La comunidad de Jerusalén actúa como quien posee autoridad sobre las nuevas Iglesias; el caso de Antioquía conmueve a todos, ya que, para los judíos de Palestina, recibir paganos de otra raza en la misma comunidad era la novedad más grande ¿No estaba prohibido por la Ley de Moisés convivir con esta gente “no circuncidada”?
      Bernabé es un hombre de espíritu abierto No viene a poner trabas o a recordar las prohibiciones de la Ley. Además es bastante humilde como para ver que otro es más capaz que el para desarrollar la misión entre los paganos: va a buscar a Saulo. Este hacia como tres años que estaba en Tarso su patria.
      En Antioquía por primera vez recibieron el nombre de cristianos. Quizás despectivamente, por parte de sus adversarios, porque la palabra “crestianos” significaba los pobres.
      Se habla de profetas. Entre los dones que el Espíritu Santo daba a los convertidos, el de “profetizar” era uno de los más destacados. El “profeta” recibía de Dios, en diversas ocasiones una intuición de los acontecimientos futuros de la comunidad, o de uno de sus miembros. También hacían exhortaciones, al actuar como jefes dé la Iglesia. Después de los apóstoles, los profetas eran los que gozaban de más influencia en la comunidad.
      Se recalce el primer gesto de ayuda fraternal entre cristianos de diferentes países. En este párrafo se habla de los ancianos o “presbíteros” (es la misma palabra). Así se nombraba a los jefes de la comunidad cristiana, siguiendo el uso de los judíos.