Anotación a Hech 1, 12

      Ya existe un grupo de discípulos unidos por la misma fe. Entre ellos se nombra a los apóstoles, a las mujeres quienes siguieron a Jesús hasta el pie de la cruz, a María su madre y a sus “hermanos”. Estos parientes y primos de Jesús que según el Evangelio no creían en él parecen haber descubierto el misterio de Cristo cuando ya no estaba en la tierra. El conocimiento y la convivencia familiar con Jesús más bien les había ocultado su verdadera personalidad. Uno de ellos, Santiago, pasará pronto a ser el Jefe de la comunidad cristiana de Jerusalén.
      Jesús no dejó a sus Doce un plan de conquista del mundo, ni un esquema de organización de la Iglesia, sino que prometió su Espíritu. En ese momento, los apóstoles tienen que esperar y orar. ¿La Iglesia en oración? Todavía no; solamente está el cuerpo de la Iglesia. Falta el Espíritu.