En Babilonia, al anochecer los hombres se reúnen delante de la puerta de sus casas. Ezequiel se presenta. Sin hablar ni una palabra, actúa como actor solitario en una representación que capta la atención de la gente. Acabado el gesto, se va sin dar explicación alguna. Al día siguiente, revela el significado de esta parábola en acción.
En el llamado gesto del “emigrante” el profeta anuncia la deportación de los habitantes de Jerusalén y de su rey.