Anotación a Ex 12, 1

      Daré muerte a todos los primogénitos de Egipto. Se acerca la décima plaga: el ángel de Yavé hará morir a los hijos de los egipcios. Muy posiblemente se trata como en 2 Reyes 19,35 de alguna epidemia de peste. Entonces se celebra la comida del cordero pascual.
      Tome cada uno a un cordero por casa. El cordero va a ser sacrificado y con su sangre se marcarán las puertas de los hebreos, simbolizando con esto la protección que sus familias tendrán cuando pase el azote. El cordero se come en un banquete familiar, que es preludio de la marcha al desierto. Así sella la unión fraternal de los hebreos y la unión con Yavé, al empezar la aventura dramática de la liberación.
      Es una pascua en honor de Yavé. Esa noche en que van a morir los egipcios, será llamada la Pascua, o sea, el Paso de Yavé. Por eso, el cordero es el Cordero Pascual. La Pascua va a quedar como la más importante de las fiestas de los hebreos. Año tras año recordarán que Dios vino en una noche de angustia a salvar a su pueblo esclavizado. No solamente a salvarlos de la esclavitud, sino ante todo salvar a sus hijos primogénitos del azote fatal.
      En adelante las familias israelitas considerarán al primero de sus hijos varones como perteneciente a Yavé. Según esa costumbre, Jesús mismo será presentado en el Templo (Lucas 2,22). También Israel se llamará el Pueblo Primogénito de Yavé. Esta expresión indica el amor celoso de Dios para su pueblo y prepara el momento en que vendrá Jesús, el primogénito de Dios.
      La sangre del cordero señalará las casas. El cordero, con cuya sangre fueron teñidas las puertas, es figura de Cristo, que derrama su sangre en la cruz. Intencionalmente, Dios quiso que Jesús muriera y resucitara en los días en que los judíos celebraban su Pascua. En ese instante, Dios pasó nuevamente en un tiempo de congoja, para salvar a los hombres.
      Hoy también, para los cristianos, el “Paso del Señor” se recuerda en una comida fraternal: la Misa, en que recibimos el Cuerpo de Cristo-Cordero, recuerda la muerte y la Resurrección de Cristo. Ojalá que nuestras Misas reúnan a hombres conscientes de que han sido liberados y que deseen cooperar en una liberación total del humanidad.