Betel era el santuario principal del reino del Norte, Israel. Su primer rey lo había levantado para impedir que el pueblo siguiera sus peregrinaciones a Jerusalén, en el reino de Judá.
Amasías es el sacerdote principal de Betel. No piensa como servidor de Yavé sino como funcionario del rey. No se preocupa de la palabra de Yavé sino más bien teme el enojo d Jeroboam II, ya que considera su oficio de sacerdote como un medio de ganarse la vida. Atribuye las mismas intenciones a Amós. En ese tiempo numerosos profetas vivían atendiendo consultas, sin haber sido llamados directamente por Dios, como lo fueron los grandes profetas, entre ellos el mismo Amós.
Este no quiere que lo confundan con ellos. No soy profeta, ni de los hermanos profetas. Amós no es profeta por profesión y explica cómo Yavé lo llamó y le dio su misión. Y como Yavé lo mandó no hace caso de las fronteras entre Judá e Israel. La palabra de Dios tiene va universal, y los profetas se sienten con autoridad para hablar en cualquier país.