Amós habla ampliamente del Día de Yavé. Para Israel, un Día de Yavé significaba su triunfo, su venida para aplastar a las naciones enemigas. Amós vuelca el sentido de la palabra. Desde entonces, en boca de los profetas, el Día de Yavé significará la venida de Dios para pedir cuentas primeramente a su pueblo (v. Sofonías 2). Hasta en el Evangelio y otros libros del Nuevo Testamento, el Día del Señor significará el Día del Juicio universal (v. Rom 1,18); pero entonces tendrá una significación más precisa: la venida de Cristo. Será juez de los que rechazaron su Palabra, pero colmará las esperanzas de los que confiaron en él.
Los versículos 10, 15 y 24 caracterizan a Amós, profeta de la justicia y defensor de los derechos del pobre.
Quizás Yavé Sabaot se apiade del Resto de José. Aparece por primera vez en la Biblia la palabra Resto. El pueblo de Dios había nacido de un elegido: el creyente Abraham. Ahora los profetas se dan cuenta que el pueblo de Israel, hijo de Abraham según la carne, va a su ruina a causa de su falta de fe; se le arrebatan sus provincias, mueren sus hijos. Dios, sin embargo, preservará una pequeña minoría, el Resto de Israel. Estos volverán a una fe auténtica y serán el “brote” del Nuevo Pueblo de Dios.