Anotación a 1 Re 11, 1

      La Biblia no se escandaliza porque Salomón haya tenido varias mujeres. En ese tiempo, las esposas numerosas manifestaban la riqueza del hombre. La Biblia le reprocha sus esposas paganas. Multiplicó las esposas extranjeras y al mismo tiempo hizo alianzas con estos pueblos que no conocían a Dios, imitándolos en su materialismo.
      El lujo entorpece la sabiduría. Salomón ostenta su virilidad, sin darse cuenta del poder que las mujeres ejercen sobre él. Exigen y obtienen templos para sus ídolos. Su corazón no fue para Yavé como lo había sido el de David, su padre. Salomón mantendrá el culto magnífico del Templo, pero los altares que construye a los dioses de sus esposas son la figura de los ídolos que tiene en su corazón.
      El pueblo pensaba que el rey bendecido por Yavé tenía que ser famoso. Más tarde los profetas recordaron que poder, riqueza y lujo entorpecen el corazón de un jefe. La misma experiencia se ha hecho en todos los pueblos y en la misma Iglesia, donde, durante siglos, los creyentes estimaban conveniente que sus obispos y papas tuvieran apariencia de nobles y de príncipes.
      Yavé dice: (tal vez es una figura para decir lo que Yavé pensaba): No has observado mi alianza. El verdadero pecado contra la alianza es organizar su vida y su reino sin buscar la voluntad de Dios. Salomón ha vivido como los demás reyes, realizando sus ambiciones. Le pareció suficiente establecerle un culto magnífico a Yavé y pedirle bendiciones.