Después de la muerte de Matatías, su hijo Judas se pone al frente de la resistencia.
Hacía tres siglos que la atención de los creyentes se dirigía exclusivamente hacia las actividades del culto. Los sacerdotes y levitas parecían los únicos modelos de la fe. Ahora, por efecto de las circunstancias, hay un vuelco. El pueblo judío se encuentra de repente vuelto al tiempo de los Jueces o de David. Para muchos el modelo del creyente viene a ser el combatiente que arriesga su vida para liberar a su pueblo, con las armas en la mano.
Así, cada generación, sin despreciar a la que precedió, necesita valorizar un tipo nuevo de creyente, adaptado a las necesidades y a los problemas de la hora.
Frente a una lucha desigual, se nos presenta la profesión de fe de Judas: Dios puede dar la victoria a unos pocos que luchan contra una muchedumbre. David no hablaba de otra manera al enfrentarse con Goliat. (1 Sam 14,6 y 17,47).