Anotación a 1 Jn 4, 7

      Aquí empieza la tercera parte de la carta: Dios-Amor es fuente del amor y de la fe. Ahora, Juan toca el corazón de lo que ha querido decir; no ha dejado de exponer el mensaje evangélico pero ahora va al grano: Dios es amor. Lo repite dos veces. No somos nosotros los que primero amamos a Dios. Él nos amó primero. Lo supimos por Jesús, en Él lo vimos. Nos amamos entre nosotros, precisamente por el gran amor que él nos dio.
      Aquí está la respuesta a los que ambicionan un saber más elevado que la fe, un compromiso más eficaz que el compromiso cristiano; Dios es amor y se dio a conocer en un acto de amor. No hay mayor fuente de dinamismo que creer en ese amor. Es imposible procurar el reino de Dios con algo más eficaz que el amor.
      Se justifica la vida que se entrega para servir con cariño a algunos abandonados, enfermos, ancianos inútiles para la sociedad. Se justifica una vida que se aparta de la vida común para dedicarse totalmente a la oración y el amor más íntimo para con Dios. Se justifican los esfuerzos humildes y diarios para poner más amor donde vivimos, dejando que otros multipliquen las proclamaciones enfáticas de su fe en Dios o en la humanidad. Se justifica el camino de los no violentos sinceros que encontraron en un amor incansable para con todos, un camino más fecundo para transformar al mundo. Se justifica y hasta se exalta por encima de todo dar su vida por los que uno ama.