Ese texto nos presenta la lección que resalta de todo el libro y que ya encontramos en Deut 4,1-31. La lección es la siguiente:
– los israelitas han sido infieles a Yavé.
– Él los ha entregado en manos de los opresores.
– Los israelitas han implorado a Yavé.
– Él les ha enviado un salvador.
– Pero una, vez lograda la liberación, y después de un período de paz, el pueblo vuelve a ser infiel.
Dios actúa siempre como un educador. Ya que Israel era todavía un pueblo muy primitivo y que solamente entendía lo que se ve y se toca, Dios lo conducía con premios y castigos materiales. Más tarde, cuando Israel haya progresado en su fe, Dios dará a entender que los verdaderos premios y castigos no son los de esta vida.
Abandonaron a Yavé para servir a Baal. Baal (o sea Señor) era cualquier dios cananeo, con preferencia el que da la lluvia. Las Astartes eran las diosas, con preferencia las de la tierra y de la fertilidad.
Entonces Yavé hizo que surgieran “jueces”. Así se nombraba a los jefes o caudillos que por un tiempo ejercían el poder. Porque en ese tiempo, juzgar a un pueblo y gobernar significaba lo mismo.
A continuación el capítulo 3 presenta tres de esos Jueces.